El cartílago articular es un tejido especializado que juega un papel crucial en el funcionamiento y la salud de las articulaciones en nuestro cuerpo. Actúa como un amortiguador natural, proporcionando una superficie lisa y resbaladiza que permite el movimiento suave y sin fricción de los huesos en las articulaciones. Sin él, nuestras articulaciones se desgastarían rápidamente, lo que resultaría en dolor, inflamación y limitación de la movilidad.
Es un tipo de tejido conectivo compuesto principalmente por células llamadas condrocitos, que se encuentran inmersas en una matriz extracelular compuesta por colágeno, proteoglicanos y agua. Esta composición única le confiere al cartílago articular sus propiedades biomecánicas y de resistencia al estrés.
La matriz de colágeno proporciona fuerza y estructura al cartílago, mientras que los proteoglicanos son responsables de su capacidad para retener agua. El agua es fundamental para la función del cartílago, ya que actúa como lubricante y amortiguador, permitiendo que las articulaciones soporten cargas y movimientos sin dañarse.
4. Nutrición de las células articulares: A diferencia de otros tejidos, el cartílago articular no está vascularizado, lo que significa que no recibe directamente nutrientes y oxígeno a través de los vasos sanguíneos. En su lugar, las células del cartílago obtienen nutrientes a través de un proceso de difusión desde el líquido sinovial que rodea la articulación. El movimiento de la articulación facilita este intercambio de nutrientes y ayuda a mantener la viabilidad de los condrocitos.
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